¡Antes, durante, y después de tratar el cáncer, el ejercicio es una gran ayuda!
Estudios hechos en pacientes con alto riesgo de cáncer de mama, demostraron que aquellos que practicaban el ejercicio moderado o vigoroso, manifestaron mejor supervivencia en comparación a las personas que no lo realizaban. El cáncer en los pacientes activos tenía menos probabilidad de regresar y de provocar su muerte.
Las pautas del departamento de Servicios Humanos y de Salud del gobierno estadounidense recomiendan 2.5-5 horas de ejercicio moderado o 1.25 a 2.5 horas de ejercicio intenso por semana.
¡Nunca es muy tarde para empezar! Varios pacientes que no hacían ejercicio antes de sus diagnósticos, pero comenzaron posteriormente, también lograron mejorar sus resultados.