La trombina es una proteína natural responsable por la coagulación de la sangre en los tejidos normales. Sin embargo, los niveles elevados de la trombina en los pacientes de cáncer se han asociado con amenazas serias a la salud. Cuando el cuerpo se encuentra bajo presión, se induce una reacción inflamatoria que provoca un incremento en la producción de la trombina. Muchas de las consecuencias de esta reacción corporal son negativas. Primeramente, esta cantidad elevada de la trombina incrementa la posibilidad de que el paciente desarrolle un coágulo sanguíneo. En segundo lugar, la trombina también participa en la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) y también es capaz de desintegrar la matriz extracelular (puede facilitar la metástasis). Los científicos ya conocían que los anti-coagulantes pueden ayudar en el tratamiento del cáncer, sin embargo los detalles de este hecho solamente han surgido recientemente.
Algunas investigaciones recientes han demostrado que la p38 MAPK, una proteína que participa en la regulación de la muerte celular mediante la apoptosis, también tiene un rol en la elevación de los niveles de la trombina que se observa en el cáncer. Estos resultados apuntan a una nuevo enfoque para los tratamientos de cáncer.