Uno de los principales inconvenientes de las terapias dirigidas contra el cáncer es que los cánceres a menudo se vuelven resistentes a los medicamentos. La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es un buen ejemplo. Los medicamentos que bloquean enzimas específicas (quinasas) en pacientes con esta enfermedad a menudo fallan debido al desarrollo de células cancerosas que ya no responden al medicamento.
Una nueva investigación, que utiliza células cancerosas humanas en ratones, ha demostrado que las células cancerosas que son atacadas por los inhibidores de la quinasa a menudo producen una proteína (BCL6) que las protege del fármaco. Cuando se añadió un segundo fármaco que bloquea la actividad de BCL6, las células cancerosas se volvieron sensibles. En esencia, se bloqueó la resistencia a los medicamentos. Los resultados indican que otros cánceres también tienen objetivos que los hacen vulnerables a los medicamentos existentes.