Múltiples investigaciones han revelado que varios tipos de células cancerígenas tienen una proteína sobre su superficie (calreticulina) que las señala para ser destruidas. Por otro lado, estas células también producen una proteína que las protege de la destrucción (CD47). La fuerza de cada señale determina si la célula cancerígena muere o vive. Los investigadores han desarrollado un anticuerpo que bloquea la actividad de la CD47, brindando una posibilidad de desarrollar un tratamiento que desequilibre el balance hacia la muerte celular. Las células normales no cuentan con la presencia de la calreticulina sobre su superficie, por ende, no se deben ver afectadas por este tratamiento.
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