El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) causa una severa represión de la capacidad del cuerpo para curar y combatir infecciones. Como resultado, los pacientes con VIH tienen un mayor riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer. En el caso de un paciente VIH positivo, los médicos deben prestar especial atención a su tratamiento contra el cáncer, ya que los efectos secundarios dañinos pueden no ser reparados tan fácilmente como lo haría un paciente VIH negativo. La llegada de la Terapia Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) ha sido una fuente de esperanza para muchos pacientes con VIH. Esta terapia combate la actividad del virus y permite formas más agresivas de tratamiento del cáncer.
Un estudio publicado recientemente en el International Journal of Radiation Oncology mostró que los pacientes con VIH con cáncer de cabeza y cuello pueden someterse a radioterapia sin un nivel excesivo de toxicidad; sus reacciones fueron similares a las de los pacientes sin VIH. TARGA ha sido invaluable en la lucha para controlar el VIH, y este estudio sugiere que puede desempeñar un papel adicional en la expansión de las opciones de tratamiento de los pacientes con cáncer VIH positivos.