Durante muchos años, se ha sabido que las células cancerosas tienen un gran apetito por el azúcar. Necesitan mucha energía para reproducirse, pero muchas células cancerosas carecen de vías funcionales para obtener energía de otras sustancias químicas. El hecho de que las células cancerosas absorban grandes cantidades de glucosa es incluso la base de algunas de las técnicas de diagnóstico utilizadas para encontrar tumores, incluidas las tomografías por emisión de positrones.
Una nueva investigación ha demostrado que si las células cancerosas se alimentan con una forma modificada de glucosa (2-desoxiglucosa), la absorben rápidamente. La forma alterada no les proporciona ninguna energía y, de hecho, detiene su actividad. Cuando se usa en combinación con dos sustancias químicas que permiten que las células dañadas se suiciden (apoptosis), los efectos fueron muy sorprendentes. El tratamiento combinado llevó al suicidio a muchos tipos diferentes de células cancerosas. Debido a que la 2-desoxiglucosa y las otras sustancias químicas (ABT-263 y ABT-737) ya se encuentran en ensayos clínicos, podría realizarse rápidamente un ensayo que los combine.