Los resultados de un estudio reciente demuestran que actualmente, se realiza una cantidad innecesaria de pruebas para detectar la presencia del cáncer en los adultos mayores. Estos pacientes pasan por evaluaciones que no brindan muchas ventajas al hacérselas. La entidad de servicios de prevención de los Estados Unidos (The United States Preventive Services Task Force - USPSTF) recomienda realizarse exámenes para descartar o detectar la presencia del cáncer entre los 65 a los 75 años de edad. Los pacientes mayores que pasan por estas pruebas a edades mayores se exponen a más riesgo que al beneficio, pues estas están diseñadas para detectar a cánceres en crecimiento lento. Estos individuos están más propensos a morir por causas que no incluyen al cáncer. Adicionalmente, los resultados de estos exámenes podrían ser falsos positivos, requiriendo que se realicen pruebas innecesarias y por ende, exponiendo a los pacientes a efectos adversos.
Para identificar estas tendencias, la Dra Moss y sus colegas utilizaron la información coleccionada en el año 2018 por el Sistema de Monitoreo de los Factores de Riesgo en el Comportamiento (Behavioral Risk Factor Surveillance System, BRFSS), una encuesta anual dirigida por los Centros para el Control y la Prevención de enfermedades. Los expertos revelaron que hasta un 75% de los pacientes mayores pasaron por estas pruebas después de la edad límite recomendada. Sorprendentemente, también se halló que la salud general de los participantes no mejoró al ser o no ser evaluados.
Esta investigación recalca la importancia de estar informado al tomar decisiones y en la comunicación entre el paciente y su médico. Según la Dra Moss, ambos partidos, tanto los médicos como sus pacientes, necesitan más educación acerca de los riesgos y los beneficios de las pruebas de detección del cáncer. Las consecuencias pueden incluir conversaciones difíciles mas importantes entre los médicos y sus pacientes mayores.